10/12/2024
Nasser Kandil
• Si el régimen Baas y el presidente Bashar al-Assad han sido en efecto apartados en favor de un nuevo orden en Siria, entonces esta “nueva Siria” se está forjando a fuego y acero. Cientos de bombardeos Israelíes se dirigen sistemáticamente contra la infraestructura laboriosamente countruida por los Sirios durante la última década, mucha de la cual fue desarrollada por expertos Sirios y producida localmente. Esto incluye la excepcional capacidad de misiles que han suministrado a las tropas de la resistencia en Líbano y Palestina. Centros de investigación, almacenes, fábricas, aeropuertos, aviones, radares de defensa aérea y buques de guerras están siendo destruidos, todo mientras prevalece el silencio. El discurso político y mediático se enfoca en las nimiedades de las funciones individuales y el equilibrio de poder en el emergente régimen, con la crisis penitenciaria como noticia de última hora en los titulares es una mera distracción hasta que la destrucción sistemática sea completada.
• A la vez, el Primer Ministro Israelí ha expuesto las condiciones de convivencia de la entidad ocupante con la nueva realidad siria. Ha declarado que la anexión de los Altos del Golán es final e irreversible, mientras el perímetro de seguridad para el ejército Israelí será delimitado por sus propias tropas. Esto se lleva a cabo mediante incursiones en el Monte Hermón, la zona de amortiguamiento, y patrullas en las llanuras de Daraa y pueblos del sur de Siria. Como sea, expertos y oficiales del ente ocupante sugieren una mayor agenda: el establecimiento de una entidad Kurda en el norte como “línea roja”, lo que refleja una coincidencia de intereses Estadounidenses e Israelíes. Con las dinámicas cambiando en Siria, una retirada de los Estados Unidos parece estar descartada, y una retirada Rusa luce más probable. En este escenario, uniendo el cinturón de seguridad creado en el sur por la ocupación y un Estado Kurdo en el norte a través de la región de Al-Tanf – donde hay bases Estadounidenses- se podría materializar el “Corredor de David”, una idea que está ganando terreno en el discurso Israelí.
• En los siguientes meses, Siria probablemente sea testigo de un nuevo panorama político. Los grupos que asuman el mando bajo estandartes Islámicos se enfrentarán a preguntas críticas más allá de la euforia de su supuesta victoria, que bien podría ser el resultado de un colapso que les dió el poder. El destino de los Altos del Golán y la unidad del territorio Sirio será la duda más importante. También afrontarán dilemas ideológicos, sobre todo en lo que respecta a su posicionamiento sobre Palestina y el actual conflicto que la rodea. Es poco probable que los nuevos dirigentes Sirios desafíen las condiciones de Estados Unidos e Israel, que incluyen la eliminación de su designación como terroristas y el levantamiento de las sanciones impuestas a Siria.El incumplimiento implica el riesgo de un colapso similar al del régimen que celebran haber derrocado, mientras que la aceptación significaría renunciar a la soberanía y la integridad territorial de Siria.
• Los deseos expansionistas de Israel vía la puerta Siria necesita de puentes hacia Irán y Turquía para consolidarse como amo del Medio Oriente. Los puentes Kurdos cumplen este papel, por lo que permanecen como no negociables. Este proyecto inevitablemente desafiará a Turquía, Irak y eventualmente Irán, promoviendo un Estado Kurdo que amenaza la unidad de las tres naciones. De forma similar, Israel busca un espacio en el tejido social Libanés para rodear a la resistencia e instigar la división y el conflicto. Este esfuerzo incluye la reactivación del proyecto de Estado druso, aunque el contraste entre los casos Kurdo y Druso es muy marcado.La gran parte de los Drusos permanece comprometida con la unidad de Siria, mientras la mayoría Kurda busca establecer un Estado separado.
• La inestabilidad en Medio Oriente ha proporcionado al Primer Ministro Israelí, Benjamin Netanyahu, un inesperado salvavidas. Es posible que su nueva confianza haya sorprendido tanto a los presuntos vencedores como a los vencidos dentro y fuera de Siria. Así, Netanyahu ha hablado con tranquilidad sobre un posible acuerdo en Gaza y ha parecido no inmutarse ante los desafíos legales a los que se enfrenta. Ahora percibe su liderazgo como algo fundamental para superar la crisis existencial de Israel desencadenada por las guerras en Gaza y Líbano. Como él proclama, «Israel» permanecerá para siempre.