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Siria Bajo Mandato Turco y Ocupación Israelí

Poniendo los puntos sobre las íes

17/12/2024

 

 Nasser Kandil

• Como todo el mundo, excepto el Presidente Turco, anticipó, la meticulosa planificación, preparación y organización no fueron suficientes para declarar la victoria en la campaña para derrocar a Siria. En efecto, Siria ha quedado bajo mandato turco. El presidente electo Donald Trump fue característicamente tajante al describir la situación: “Turquía lo ha conseguido. Lleva décadas soñando con ello. Sin embargo, ha cerrado un frente del conflicto mientras deja otro sin resolver”. Claramente, Trump se refería al frente Kurdo, que él sabe que el Estado profundo estadounidense y su aliado Benjamin Netanyahu están comprometidos a mantener abierto, impidiendo que Turquía resuelva el asunto.

• Los Sirios ahora enfrentan un mandato que evoca memorias del Mandato Francés, donde cada fuerza ocupante busca forjar alianzas y vender un concepto de estabilidad que preserve sus privilegios. Pero también se enfrentan a una ocupación israelí, que no se limita a los Altos del Golán anexionados, sino que se extiende peligrosamente cerca de Damasco. Mientras tanto, los incesantes ataques aéreos Israelíes pretenden desmantelar las capacidades del ejército Sirio.

Los sirios no pueden adoptar una narrativa que priorice la creación de mecanismos de gobernabilidad por encima de una postura política nacional. Dicha gobernabilidad debe estar arraigada en la visión de un Estado Sirio soberano, libre de mandatos, que rechace cualquier ocupación y sea inflexible ante cualquier tipo de agresión.

• En 1982, Líbano vivió una experiencia similar. Muchos creían que les tomaría décadas a los Libaneses para siquiera contemplar la resistencia contra la ocupación y sus proyectos. Tras una brutal guerra civil, parecía probable que dieran prioridad a la reconstrucción del Estado bajo el patrocinio internacional, sobre todo de Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, que tenía la capacidad de presionar a “Israel” para que retirara sus fuerzas de ocupación. En aquel momento, Líbano salía de una época violenta marcada por los enfrentamientos entre facciones en los que participaban organizaciones palestinas, y la invasión Israelí fue vista por algunos como un alivio a esa agitación. El sentimiento dominante incluía la animadversión hacia los palestinos y, más tarde, hacia los sirios, lo que refleja la hostilidad actual de ciertos círculos sirios hacia Irán y, en menor medida, hacia Rusia.

Sin embargo, los Libaneses no tardaron en darse cuenta de la inutilidad de construir una nueva autoridad bajo la ocupación y los mandatos, o bajo los auspicios de sus aliados. Múltiples facciones libanesas acabaron uniéndose en torno a la resistencia política, popular y, más tarde, militar contra la ocupación. Esto recuerda el levantamiento unido de los Sirios hace un siglo contra la ocupación francesa, durante el cual rechazaron los planes de partición, unieron las causas de la unidad y la liberación, y lucharon durante veinte años hasta que su nación logró la independencia.

• Los sirios triunfaron contra el mandato francés porque negaron a la ocupación cualquier posibilidad de explotar su unidad. Los libaneses lograron resistir a la ocupación porque dieron prioridad a evitar el resurgimiento de la guerra civil, emprendieron esfuerzos de reconciliación e hicieron de la cohesión nacional la piedra angular de su resistencia. Hoy, los sirios se esfuerzan por superar este difícil momento con el mínimo daño a su unidad, trabajando para salvaguardar la paz civil, reforzar la solidaridad nacional y mantener su responsabilidad histórica de rechazar cualquier mandato, resistir a todas las ocupaciones y enfrentarse a cualquier forma de agresión.

• Mientras los Sirios se centran en estabilizar su unidad interna, la guerra puede estallar en el norte. Las agendas internacionales, que compiten entre sí y se solapan, se están saldando con sangre siria. Turquía pretende consolidar su control sobre Siria eliminando el enclave Kurdo protegido por Estados Unidos, que Israel aspira a transformar en una región autónoma con sus propias fuerzas armadas y recursos petrolíferos, similar al Kurdistán iraquí. Esta evolución, dentro y fuera del marco del Estado, podría ofrecer a los sirios un breve respiro, una pausa necesaria para reflexionar sobre los planes que se están diseñando para su país y sobre cómo deben hacerse con el control de su futuro.

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