24/12/2024
por Nasser Kandil
• Benjamin Netanyahu se encuentra enredado en un desafío del que no puede escapar fácilmente, ya que la confrontación en la que se ha enredado con Yemen se desarrolla en condiciones muy diferentes a las de Gaza, Líbano o Siria. Su retórica excesiva ofrece poco para asegurar la “victoria” que dice perseguir.
• Netanyahu declaró que destruirá la infraestructura de Yemen, convirtiéndolo en Gaza, Líbano, o Siria. Sin embargo, sabe que, debido a la gran distancia, su Fuerza Áerea no puede desplegar docenas de aviones para bombardear eficazmente las ciudades e instalaciones Yemeníes. Sus aviones necesitarían repostar en pleno vuelo para completar tales misiones, una capacidad que no poseen todos sus aviones. Además, su flota de aviones de reabastecimiento es limitada, lo que le limita a realizar ataques limitados similares a los observados actualmente.
• Ampliar las operaciones para emular la destrucción diaria a gran escala vista en Gaza, Líbano o Siria requeriría la cooperación de Estados Unidos y el Golfo. Sin embargo, los llamamientos de Netanyahu en favor de dicha cooperación no han sido acogidos con entusiasmo. Acceder a ello expondría las ciudades, infraestructuras, bases estadounidenses, instalaciones petrolíferas y rutas de transporte del Golfo -desde el Estrecho de Hormuz hasta el estrecho de Bab al-Mandeb y el Mar Rojo- a los misiles y drones yemeníes.
• Yemen, a diferencia de Líbano, carece de una oposición política interna significativa a la resistencia y, a diferencia de Siria antes de su reciente resurgimiento, no cuenta con un liderazgo fatigado deseoso de concluir la guerra precipitadamente. En cambio, Yemen se asemeja a Gaza en su movilización popular unificada. Millones de yemeníes llenan las calles con cánticos inquebrantables a favor de Palestina, sus voces resuenan con pasión. Sus fuerzas armadas están muy motivadas, bien preparadas para la batalla y constantemente desvelan nuevas sorpresas en el campo de batalla, como demostraron sus misiles hipersónicos que eludieron las defensas israelíes y alcanzaron Tel Aviv.
• Yemen no ha desatado sus capacidades completamente contra la infraestructura vital de la entidad ocupante, pero puede y lo hará. Después de los ataques Israelíes contra centrales eléctricas y depósitos de combustible yemeníes, las instalaciones de petróleo, gas y electricidad se han convertido en objetivos legítimos. La arrogancia de Netanyahu, pronto será reconocida como un lastre que la entidad ocupante debe abandonar.
El camino más corto para neutralizar esta creciente amenaza es negociar un acuerdo en Gaza que ponga fin al apoyo de Yemen. Cualquier retraso en la búsqueda de esta solución sólo acarreará costes adicionales e inútiles.