27/12/2024
por Nasser Kandil
• De acuerdo a las declaraciones del Primer Ministro de la entidad ocupante, Benjamin Netanyahu, las reglas de enfrentamiento con Yemen han cambiado. Anunció una amplia campaña contra Yemen, que se asemeja a una guerra abierta, y los ataques aéreos contra el Aeropuerto de Saná y el Puerto de Hodeidah marcan el inicio de esta campaña.
• Funcionarios y expertos de la entidad ocupante reconocen dos realidades clave. En primer lugar, no existe una estrategia viable para someter a Yemen o doblegar su voluntad para obligarle a abandonar la opción del enfrentamiento con la entidad. Yemen posee un liderazgo valiente, una fuerza armada ideológicamente impulsada y un amplio apoyo popular a la causa de Palestina. En segundo lugar, hay pocas esperanzas de neutralizar las capacidades militares de Yemen, que han demostrado ser sofisticadas y muy eficaces, capaces de golpear profundamente en el territorio de la entidad sin dejar de proteger su logro de impedir que los buques con destino a la entidad atraviesen el Mar Rojo.
• Netanyahu y sus funcionarios prometen una campaña de castigo colectivo contra Yemen. Esta campaña tiene como objetivo emplazamientos militares e infraestructuras civiles, y puede incluir asesinatos similares a los perpetrados en Líbano, o incluso masacres que recuerdan a las de Gaza. La pregunta ahora es: ¿cómo responderá Yemen a semejante guerra?
• Yemen posee numerosas cartas de poder que aún no ha jugado. Aunque se ha abstenido de una escalada, una guerra abierta no dejará lugar a dudas. En respuesta, Yemen podría intensificar sus ataques dentro de la entidad y responder con la misma moneda. Las zonas densamente pobladas, las centrales eléctricas, las instalaciones de almacenamiento de petróleo y las plataformas de extracción de gas se convertirán inevitablemente en objetivos legítimos de los misiles yemeníes. Por un lado, un frente Yemení preparado y resistente dispuesto a asumir los costes; por otro, un frágil frente interno dentro de la entidad, donde la presión pública podría obligar al gobierno a acordar una tregua con Gaza para poner fin a la guerra y detener los ataques de Yemen.
• Yemen también reconoce que las acciones de la entidad cuentan con el respaldo de Estados Unidos. Sin la colaboración política y operativa Estadounidense, la entidad carecería de capacidad para ejecutar tales acciones. Por ello, Yemen no dudará en considerar las bases y buques de guerra Estadounidenses como objetivos legítimos. Todos estos activos se encuentran dentro del alcance de los misiles Yemeníes, y Washington debe asumir las consecuencias de su apoyo a la guerra emprendida por la entidad contra Yemen.
• Yemen tiene capacidad para cerrar rutas marítimas vitales, como el estrecho de Bab el-Mandeb y, en caso necesario, el estrecho de Ormuz. Tal medida paralizaría el comercio mundial, especialmente los sectores del petróleo y el gas, provocando un aumento sin precedentes de los precios de la energía y desencadenando colapsos en los mercados mundiales, las bolsas y las economías dependientes de la energía de Europa, que ya han perdido el acceso a los suministros rusos y ahora dependen de los recursos que pasan por el Mar Rojo.
• Una guerra abierta contra Yemen es, en esencia, una guerra semiglobal en sus consecuencias.
