17/01/2025
por Nasser Kandil
• Hoy, el Presidente Ruso Vladimir Putin y el Presidente Iraní Masoud Pezeshkian se disponen a firmar un tratado de asociación estratégica entre Rusia e Irán. Este acuerdo ha sido meticulosamente elaborado durante varios años, con miles de horas de trabajo invertidas por los expertos que redactaron sus disposiciones y representaron sus diversos ámbitos de cooperación.
• Tanto Oficiales Rusos como Iraníes niegan que el momento de la firma -en vísperas de la investidura de Donald Trump como presidente de EE.UU.- sea deliberada. Sin embargo, los analistas Estadounidenses establecen múltiples conexiones entre ambos acontecimientos. La principal de ellas es la percepción de que esta asociación indica que Moscú considera las propuestas de Washington para llegar a un acuerdo sobre Ucrania como una estratagema destinada a desmantelar la alianza entre Rusia, China e Irán. Además, el momento elegido sugiere a Washington que Moscú y Teherán están afirmando que cualquier posible entendimiento con Estados Unidos no se producirá a expensas de su relación estratégica.
• El momento del tratado también es significativo, ya que se produce cuarenta días después de la caída de su régimen aliado en Damasco. Esto subraya la determinación de los dos aliados de seguir consolidando sus fuentes de fuerza. Transmite que perder un asalto en su enfrentamiento con Washington no les disuadirá de seguir el camino elegido. Su experiencia compartida con Estados Unidos sugiere que los acuerdos con Washington sólo son duraderos cuando Estados Unidos se percibe a sí mismo como débil. Siempre que cambia el equilibrio de poder, Washington ha mostrado una tendencia a incumplir los acuerdos, como ejemplifica el destino del acuerdo nuclear con Irán. Estados Unidos suele renegar en el momento en que percibe que su socio en el acuerdo gana fuerza o que él mismo se debilita.
• La asociación abarca numerosas disposiciones, entre las que destacan la intensificación del comercio, el establecimiento de redes conjuntas de transporte por tierra, mar y aire, el intercambio de conocimientos técnicos y su posterior desarrollo. Funcionarios Rusos e Iraníes rechazan las afirmaciones de que el acuerdo constituye un tratado de defensa mutua. En cambio, hacen hincapié en que sus componentes relacionados con la defensa se limitan a la cooperación en materia antiterrorista y a la colaboración técnica en industrias militares. Irónicamente, este aspecto es el que más alarma a Washington. Aunque ambas naciones poseen suficiente capacidad de autodefensa en cualquier guerra, su cooperación técnico-militar conjunta acelera el desarrollo de armamento al combinar sus conocimientos. Los avances anteriores, sobre todo en las tecnologías de misiles y drones, ya han causado gran inquietud en Washington.
• A pesar de los esfuerzos de algunos por restar importancia al acontecimiento, este acuerdo marca un momento transformador. Su impacto queda resaltado por la ansiedad que despierta en Washington y en la administración Estadounidense entrante, a pocos días de tomar posesión.